viernes, 5 de septiembre de 2014

Sphan tapir mercachifle querés vender la Tatenguita y construir una nueva en la loma del orto. Sos capaz de instalarla en el medio de La Gran China. Voy a estar dando vuelta un matambrito de cerdo y una bala perdida me va a ingresar por la espalda y saldrá por mi garganta como le pasó a JFK.


Martín Ruperto Fabbro, Ignacio Edelbino Malcorra, Claudio Josué Guerra y Enrique Eusebio Triverio. Los 4 califas abasíes, sobre ellos debemos depositar todos nuestros anhelos de ascenso. El resto del equipo son todos una poronga. Fabbro, Malcorra, Guerra, Triverio. Los 4 sultanes otomanos. Se desgarra una solo y mis sueños se derrumban como una torre de pan rayado. Todos los demás van de relleno. Aunque ahora sopló una brisa fresca con el ingreso de Monterito que volvió a su posición inicial de volante tirado al medio. En columnas anteriores ya recordamos aquel sábado de la semana santa del 2010 que perdimos 1 a 0 contra Aldosivi en Mar del Plata. Monterito jugó de doble 5 al lado de Saucedo y se cansó de robar pelotas. Lo paró en el medio, uno de los pocos aciertos del querido Turco Alí quien se concentraba tanto en el trámite del partido que se olvidaba de hacer los cambios. Esa misma tarde Monterito no daba mas y El Turco lo sacó a los 44 del segundo tiempo. Entró cara de goma Weiner y casi lo empata de un sablazo envenenado. Jugó Pratto en la delantera, si lo vendíamos bien a ese tipo hoy tendríamos la tribuna terminada con techito y ascensores. A mi me gusta Monterito, mucho me gusta, para la B es un lujo. Fabbro, Malcorra, Guerra y Triverio, los únicos capaces de llevar a nuestros labios una vez mas, las tibias y rosadas tetas de la gloria. Los 4 sultanes otomanos mas Monterito dando equilibrio, el resto son todos unas pijas.
Tengo que reconocer que siento recuperar unos gramos de dignidad como hincha de fútbol. Otra vez me estoy poniendo muy nervioso en nuestros partidos. Si no le ganábamos a Crucero del Norte, a la Pajarera la transformaban en un criadero de pollos. En cada centro que caía en nuestra área se me comprimían los testículos. Vuelvo a estar vivo. Y eso es una muy buena noticia después de deambular durante muchos meses por torneos aciagos. Y sobre todo después de tener que soportar a esa inmunda pestilencia del Brasil decime que se siente. Que pajero ese Angel Di María por favor. Vi el gol que hizo en ese amistoso contra Alemania y su festejo desde el suelo juntando las yemas de sus dedos haciendo el gestito del corazoncito. Yo llego a ser un hincha teutón y en el medio de ese festejito le grito desde la tribuna “ASÍ DE GRANDE TE QUEDÓ EL ESFÍNTER DESPUES QUE TE ROMPIMOS EL ORTO EN LA FINAL DEL MUNDO NEGRO BASTARDO. CON ESA CARIPELA NUNCA PODÉS PERTENECER A NUESTRA RAZA ARIA. RAZA PUTA!”
Indignado ante tanta estupidez, apagué el televisor y puse la radio. Me puse a pensar en el último fin de semana de total tranquilidad que vivimos. Hacía años que no sentíamos esa paz. Llamé a uno de nuestros pasantes y le exigí que estampe en un papel ese sentimiento de armonía para poder compartirlo con todos nuestros lectores...
Domingo 31 de agosto del 2014 - 11 de la mañana. Despertar de un tatengue luego de haber ganado 3 a 0 de local y disfrutar la noche anterior de la preciosa derrota de la raza cursienta en Mar del Plata.
El sol baña la ciudad de Santa Fe que agradece con una mueca de satisfacción. Los pájaros entrometidos con su canto penetran las cortinas de los hogares donde comienza a olerse un nuevo domingo. El fuego de las parrillas invitan al deseo. Las camas tibias lloran la nostalgia de la noche sabatina. Oh amor de mi vida celebremos nuestra dicha al aire libre. Ignoremos el letargo que cae sobre mis pupilas a la hora de la siesta y vayamos a amontonarnos con otras felices parejas a la Costanera. Que importa la incomodidad de sentarse en el húmedo cesped sin un punto de apoyo para descansar mi espalda, eterna vida a esas hermosas hormigas que intentan morder mis nalgas, todo pasa desapercibido estando a tu lado. Caminemos de la mano por el corazón de la Plaza Pueyrredón aspirando el intenso aroma de los sahumerios y experimentemos esa súbita agonía que uno siente cuando nos desencontramos entre tiendas que venden tenedores doblados. Visitemos a tu familia para ofrendarles facturas u otros tipos de confituras. Y en el ocaso del domingo, bañados de esa melancolía de la tarde que va oscureciendo, detengamosnos frente al cristal de una vidriera para apreciar la belleza de los calzados que nos regala una marroquinería del Boulevard.
Debo confesar que me asusta ver como Unión afecta mi vida cotidiana. Mi destino está ligado a tu destino implora esa extraña voz que interpreta nuestra marcha. Nos jugamos demasiadas cosas en este torneo de la muerte y rezo por todos nuestros jugadores, cuerpo técnico y dirigentes. Que tengan el talento, la habilidad, sabiduría e inteligencia para llevarnos al lugar que pertenecemos. Y cada mañana que despierte, Unión siga siendo el sol que alumbre mi camino.

Qvuelvanlosvisitantes.

1 comentario:

  1. "Debo confesar que me asusta ver como Unión afecta mi vida cotidiana. Mi destino está ligado a tu destino implora esa extraña voz que interpreta nuestra marcha. Nos jugamos demasiadas cosas en este torneo de la muerte y rezo por todos nuestros jugadores, cuerpo técnico y dirigentes. Que tengan el talento, la habilidad, sabiduría e inteligencia para llevarnos al lugar que pertenecemos. Y cada mañana que despierte, Unión siga siendo el sol que alumbre mi camino."

    Este párrafo acaba de entrar en el evangelio de mi vida...

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