Martín Ruperto Fabbro, Ignacio
Edelbino Malcorra, Claudio Josué Guerra y Enrique Eusebio Triverio. Los 4
califas abasíes, sobre ellos debemos depositar todos nuestros anhelos de
ascenso. El resto del equipo son todos una poronga. Fabbro, Malcorra, Guerra,
Triverio. Los 4 sultanes otomanos. Se desgarra una solo y mis sueños se
derrumban como una torre de pan rayado. Todos los demás van de relleno. Aunque
ahora sopló una brisa fresca con el ingreso de Monterito que volvió a su
posición inicial de volante tirado al medio. En columnas anteriores ya
recordamos aquel sábado de la semana santa del 2010 que perdimos 1 a 0 contra
Aldosivi en Mar del Plata. Monterito jugó de doble 5 al lado de Saucedo y se
cansó de robar pelotas. Lo paró en el medio, uno de los pocos aciertos del
querido Turco Alí quien se concentraba tanto en el trámite del partido que se
olvidaba de hacer los cambios. Esa misma tarde Monterito no daba mas y El Turco
lo sacó a los 44 del segundo tiempo. Entró cara de goma Weiner y casi lo empata
de un sablazo envenenado. Jugó Pratto en la delantera, si lo vendíamos bien a
ese tipo hoy tendríamos la tribuna terminada con techito y ascensores. A mi me gusta
Monterito, mucho me gusta, para la B es un lujo. Fabbro, Malcorra, Guerra y Triverio,
los únicos capaces de llevar a nuestros labios una vez mas, las tibias y
rosadas tetas de la gloria. Los 4 sultanes otomanos mas Monterito dando
equilibrio, el resto son todos unas pijas.
Tengo que reconocer que siento
recuperar unos gramos de dignidad como hincha de fútbol. Otra vez me estoy
poniendo muy nervioso en nuestros partidos. Si no le ganábamos a Crucero del
Norte, a la Pajarera la transformaban en un criadero de pollos. En cada centro
que caía en nuestra área se me comprimían los testículos. Vuelvo a estar vivo.
Y eso es una muy buena noticia después de deambular durante muchos meses por
torneos aciagos. Y sobre todo después de tener que soportar a esa inmunda
pestilencia del Brasil decime que se siente. Que pajero ese Angel Di María por
favor. Vi el gol que hizo en ese amistoso contra Alemania y su festejo desde el
suelo juntando las yemas de sus dedos haciendo el gestito del corazoncito. Yo
llego a ser un hincha teutón y en el medio de ese festejito le grito desde la
tribuna “ASÍ DE GRANDE TE QUEDÓ EL ESFÍNTER DESPUES QUE TE ROMPIMOS EL ORTO EN
LA FINAL DEL MUNDO NEGRO BASTARDO. CON ESA CARIPELA NUNCA PODÉS PERTENECER A
NUESTRA RAZA ARIA. RAZA PUTA!”
Indignado ante tanta estupidez, apagué
el televisor y puse la radio. Me puse a pensar en el último fin de semana de
total tranquilidad que vivimos. Hacía años que no sentíamos esa paz. Llamé a
uno de nuestros pasantes y le exigí que estampe en un papel ese sentimiento de
armonía para poder compartirlo con todos nuestros lectores...
Domingo 31 de agosto del 2014
- 11 de la mañana. Despertar de un tatengue luego de haber ganado 3 a 0 de
local y disfrutar la noche anterior de la preciosa derrota de la raza cursienta
en Mar del Plata.
El sol baña la ciudad de Santa Fe
que agradece con una mueca de satisfacción. Los pájaros entrometidos con su
canto penetran las cortinas de los hogares donde comienza a olerse un nuevo
domingo. El fuego de las parrillas invitan al deseo. Las camas tibias lloran la
nostalgia de la noche sabatina. Oh amor de mi vida celebremos nuestra dicha al
aire libre. Ignoremos el letargo que cae sobre mis pupilas a la hora de la
siesta y vayamos a amontonarnos con otras felices parejas a la Costanera. Que
importa la incomodidad de sentarse en el húmedo cesped sin un punto de apoyo
para descansar mi espalda, eterna vida a esas hermosas hormigas que intentan
morder mis nalgas, todo pasa desapercibido estando a tu lado. Caminemos de la
mano por el corazón de la Plaza Pueyrredón aspirando el intenso aroma de los
sahumerios y experimentemos esa súbita agonía que uno siente cuando nos
desencontramos entre tiendas que venden tenedores doblados. Visitemos a tu
familia para ofrendarles facturas u otros tipos de confituras. Y en el ocaso
del domingo, bañados de esa melancolía de la tarde que va oscureciendo,
detengamosnos frente al cristal de una vidriera para apreciar la belleza de los
calzados que nos regala una marroquinería del Boulevard.
Debo confesar que me asusta ver
como Unión afecta mi vida cotidiana. Mi destino está ligado a tu destino
implora esa extraña voz que interpreta nuestra marcha. Nos jugamos demasiadas
cosas en este torneo de la muerte y rezo por todos nuestros jugadores, cuerpo
técnico y dirigentes. Que tengan el talento, la habilidad, sabiduría e inteligencia
para llevarnos al lugar que pertenecemos. Y cada mañana que despierte, Unión
siga siendo el sol que alumbre mi camino.
Qvuelvanlosvisitantes.
"Debo confesar que me asusta ver como Unión afecta mi vida cotidiana. Mi destino está ligado a tu destino implora esa extraña voz que interpreta nuestra marcha. Nos jugamos demasiadas cosas en este torneo de la muerte y rezo por todos nuestros jugadores, cuerpo técnico y dirigentes. Que tengan el talento, la habilidad, sabiduría e inteligencia para llevarnos al lugar que pertenecemos. Y cada mañana que despierte, Unión siga siendo el sol que alumbre mi camino."
ResponderEliminarEste párrafo acaba de entrar en el evangelio de mi vida...