Pero que apasionante es el TC200. Me desborda tanto caudal de emociones. El
rugir de los motores de esos autitos dando vueltas insistentemente por el mismo
lugar es orgásmico. BRUUUM! BRUM! Un escalofrío recorre por todo mi cuerpo. Que
manga de marcianos hijos de un vagón repleto de prostitutas extranjeras sin
obra social los que siguen a esos suicidas al volante. No puedo entender como
un tipo puede sacar dinero de su bolsillo para pagar una entrada y poder
sentarse en una tribuna para mirar esa locura. Les juro que intenté verlo por
TV y a la tercer vuelta tuve que cambiar de canal porque era insoportable.
Siempre lo mismo! Además no se entiende quien va primero y quien está mas atrás
que las bolas del chancho, es un despelote la transmisión. Y en esa infructuosa
búsqueda de emociones que llevé a cabo el último fin de semana, también apareció
en mi camino el seleccionado nacional. Estoy pensando seriamente para el
próximo mundial 2014 en irme del país y no mirar un solo partido de esas
mierdas con casacas celestes y blancas. Si en una de sus escapadas a Lionel
Messi se le estallan al unísono los dos tendones de aquiles y para no romperse los dientes
contra el césped tiene que mermar su corrida caminando con los codos sangrantes
apoyándolos sobre la gramilla, mi vida se verá tan pero tan poco afectada. Que
diferencia abismal, una sola pelota que se le escurre entre los dedos a Limia
significa un desequilibrio total en mis relaciones sociales, profundas crisis
con mi pareja, fuertes temblores en mi situación laboral e inexplicable quiebre
financiero a causa del cual me paso toda la última semana del mes comiendo
arroz con atún. Quizás por eso no me disgustó tanto esta breve ausencia de
fútbol. Ya agota la infernal seguidilla donde todos los equipos del país sacan
número para rajarnos bien el ojete. La pelota ingresando a nuestro arco, el arquero
desparramado en el suelo con las patas abiertas, el Pelado inclinando la cabeza
hacia el cielo y cerrando los ojos, el árbitro corriendo con su dedo índice
señalando el círculo central, los rivales levantando los bracitos, tu teléfono
vibrando y ese mensaje de texto que lo confirma todo “Somos una verga”. Todos los fines de semana lo mismo. Ya ni me
acuerdo lo que es ganar un partido. No estuvo tan mal un descanso de ese
martirio.
Pero ahora prepárense porque estamos en la víspera de un quiebre milagroso.
Anoche me terminé una botella de “Los Hermanos Haroldos” y en el fondo vislumbré
una imagen borrosa. Lo vi clarito, estábamos todos nosotros en una larga mesa
que sacaron afuera los mozos de La Capri Napole una calurosísima tarde del mes
de diciembre. Éramos tan felices. Risotadas, alaridos desubicados, ruido a vasos
que chocaban en el aire, el estallido de un cuete lanzado aisladamente en una
barriada indicaba que la navidad era inminente, PRROOOOOUUUOUOUOOP! un
maleducado relaja los músculos de su pelvis y da rienda suelta a unos gases
estomacales, JUAJUAJUA! mas risotadas. En un instante me quedo solo, afuera de
todas las charlas, me detengo en un bigotudo que animadamente sostenía un debate
en una de las cabeceras “Se acuerdan de aquel
parate en octubre porque jugaba la selección? Bueno… a partir de ahí nació el
Nuevo Unión. Yo no se que mierda les dijo el Nery a los jugadores, pero
volvieron transformados”. Interviene el carnicero del Kilbel de Urquiza y
Santiago que pasaba en bicicleta luego de finalizada su jornada laboral y que no
dudó en zambullirse a la efusiva mesa adornada con guirnaldas rojas y blancas: “Te juro por mi Vieja que yo siempre dije
que no podía ser que ese Pordiosero anduviese tan mal, si en todos lados hizo
goles! Cuando me enteré que bajó 4 kilos, yo fui el único en Santa Fe que
estaba convencido de que una pantera salvaje se adueñaba de la camiseta 9 de
Unión. La tijereta en cancha de River no me la olvido jamás. Ahora los alemanes
van a tener que poner toda la platita si se lo quieren llevar”. Se pone de
pie un chupado que tambalea y amaga con lanzar un vómito sobre los budines que
hacía minutos había dejado el mozo para el brindis: “Que el gordo sapo bola de grasa no se vuelva a confiar como hizo con
Kudelka porque sino vamos a volver al infierno. En enero hay que traer…. un
arrrrrquerrrgrgrgrgrrro... un número yincooooooo…..” pum! se desmaya boca
abajo ocupando media acera de calle San Lorenzo, los playeros de la YPF se
agarran la cabeza. Un remisero esquiva al chupado y se detiene en el semáforo,
nos mira y nos grita “Lo del pibe
Cavallaro en cancha de Vélez fue sensacional… Desparpajo! Desparpajo!” Tomo
coraje y decido hacer uso de la palabra: “Y
el Tarrito? que me dicen del Tarrito? Puede ser una poronga, lo reconozco… pero
el Tarrito no es un jugador de fútbol, el Tarrito es otra cosa. Al Tarrito hay
que sentirlo en tus venas”. Pla plapla pla pla! arranco aplausos de un 90
por ciento de los comensales. “Empatarles
el clásico sobre la hora fue la catapulta, yo no pude ver el gol… escuché el
alarido y al levantar la cabeza lo veo al Nery invadiendo el campo de juego con
el culo al aire”. “Pero callate croto, si faltaban 3 fechas nomás. El click lo
hicimos en el Chateau con el Salchichazo al ángulo”. “Que me decís croto si vos
en septiembre pedías la cabeza del Gordo Sapo, volvé al nicho gil de goma!” pim
pum pam pim! nuevamente se arma la de trompadas entre todos. Esquivo un
mocasinazo y elijo refugiarme debajo de la mesa. Me encuentro cara a cara con
el mozo quien arrodillado en el suelo con el repasador al hombro intentaba
juntar las platinas de los ingredientes desparramadas por el suelo. El tipo me
mira. Lo miro. Agarra una platina que tenía pegado un bodoque formado por colillas
de cigarrillo y una escupida y me dice con los ojos llenos de lágrimas “Un milagro”.
Qvuelvanlosvisitantes.
Excelente
ResponderEliminarlo mejor que ví
ResponderEliminarfantastic
ResponderEliminarviejo, sos todo lo que nunca puedo trasmitir con palabras.
ResponderEliminarencima no te gusta el tc 2000, creo que te amo.
Groso, que "coloridos" tus relatos! Quedo esperando la próxima edición, aunque con mejores Noticias... :)
ResponderEliminarexcelso relato...
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