Una locura lo que
vivimos el último domingo, hacía tiempo que no la pasaba tan bien. Absténganse
de leer esta columna los idiotas que derraman ríos de tinta intentando explicar
la violencia en el fútbol. ¿Ustedes se creen que al estúpido que llenó un espacio
en “El Litoral” haciendo un jueguito con la palabra “…encias”, le interesa el
hecho de que sigan muriendo personas adentro de una cancha? Hipócritas. Ese
periódico ya ni siquiera sirve para limpiarse el culo, antes con ese incómodo formato
que venía en los años 80 (similar al que hoy en día conserva “La Nación ”), uno podía
intentar con varios plegados ganar una textura lo suficientemente consistente
como para que la raya que separa mis dos glúteos, reciba una digna zanjeada
higienizante. Pero ahora ni siquiera eso, el tamaño tabloide no alcanza y se
desgarra en las puertas de miles de ojetes santafesinos que le buscan una
utilidad a ese histórico medio de comunicación que transita los años mas
penosos de su historia de la mano de Enrique Cruz a quien hace rato no ofrezco mis pelotas para un humedo succionamiento.
Llegamos a la puerta
del club y nos recibió un gordo apostado en un carribar quien liquidaba
generosos fernets a 15 pesos. La marca de la bebida era un misterio pero
cumplía su tarea a la perfección. A minutos de haber llegado, un amigo que no
sucumbe fácilmente ante el alcohol, me confesó al oído que estaba totalmente
alicoreado. A la media hora ya practicábamos semidesnudos algunas danzas
autóctonas, los mas experimentados arriesgaron pronósticos y coincidían en que
el fernet que recorría nuestras venas era marca “Ricardo Porta”. El gordo del
Carribar nos miraba con una mueca socarrona en su rostro. En el momento que su
asistente encargada de las hamburguesas nos mostraba un ave fénix que tenía tatuada
en la parte alta de su espalda para explicarnos que se la había hecho en honor
a su hijo llamado Tiziano, se oyó un grito de guerra que daba aviso a la
partida inminente de los colectivos hacia el Soretal. Y a continuación viví sin
dudas uno de los minutos mas excitantes de mi vida. Imagínense a mil doscientas
personas tratando de subirse a 22 colectivos de línea urbana. El resultado del
cociente nos arroja una cifra escalofriante. Y allá partió toda la familia de
Unión a poner el pecho, sospechando lo que iba a poder pasar. Rememoro el
momento y no puedo evitar emocionarme. Un Flaquito con la camiseta de Perafán
gritaba “Vamo loco, vamo igual nosotros,
todos juntos”. “Vamos igual” dijo
El Flaquito y me hizo acordar a la salida de aquella interminable excursión a
Jujuy cuando pasábamos recién por Angel Gallardo con 11 horas de viaje aún por
delante y desde adentro de un Falcón nos gritaron emotivamente y al borde del
llanto “Vamos Tate querido aunque no se
pueda!!”. Corrí hacia el último ómnibus de la caravana y me paré firme en
la puerta pidiéndole por favor a los dos monos que estaban con medio cuerpo
afuera que me hagan un lugar. Agaché la cabeza y me metí con los ojos cerrados
ingresando a una quinta dimensión. La cara del chofer era de espanto, besando
una foto de sus hijas conducía con los ojos cerrados y rezaba un padre nuestro.
Como último vagón de cola de una gigante oruga roja y blanca que se bamboleaba
de un lado a otro, salimos de Cándido Pujato con una velocidad de 50 nudos para
empalmar por una conmovedora Avenida Juan Domingo Abel Perón con los vecinos en
las veredas despidiéndonos como si fuésemos a recuperar Las Malvinas. Adentro
del colectivo faltaba el aire y los amortiguadores chillaban ante el incesante
salto de todos los pasajeros exaltados por un mismo sentimiento. Un obeso paró
de brincar y sacó de adentro de una mochila una botella sin abrir de Vittone a
temperatura ambiente. Una ovación invadió la parte media del vehículo y los
cantos se comenzaron a mezclar… “llega el
domingo busco los trapo PUTO! elperiodismoylapolicía QUEEEEEGAAAAANAAAAARRR!
que La Bomba es
un carnavaaaaaal!! en vez de ver humanos yo vi pescaaaadoooos! Buscando
oxígeno voy hacia la parte trasera del micro y me encuentro con un travesti
tocando una guitarra criolla. A mi derecha veo sentadas a unas minas que eran
lo mas parecido que vi en mi vida a Sofía Zamolo y Paula Chavez. Nunca voy a
entender como ese tipo de yeguones se animan a jugarse la vida formando parte
de una caravana donde la gente va dispuesta a todo. “NUNCA SOLO! NUNCA SOLO! NUNCA SOLO! gritaba
al borde la demencia el obeso sosteniendo con una de sus manos el Vittone cuyo
nivel de líquido ya había bajado sorprendentemente. La rubia puso cara de asco
y sacó de una riñonera una pipeta de Pantene Pro V para aplicárselas en las
puntas que se les estaban resecando. Un patrullero se nos pega a la par y nos
apuntan con sus armas amenazantes, el travesti se pone muy nervioso ante la
mínima posibilidad de que nos hagan bajar del micro para someternos a un
dermotest.
Estábamos todos en un estado de catarsis, yo cerré los ojos para
tratar de retener el momento en algún lugar de mi corazón y no olvidármelo
nunca mas. La maravillosa sensación de ser hincha de Unión de Santa Fe, no se
compara con nada. Revisá un poquito raza puta lo que están haciendo con tu club
porque quedé asombrado de la frialdad que baja de tu tribuna. Quizás sea esa platea
entera que te pusieron a un costado y que conspira contra tu tibio fervor. Recuerdo
que antes no dejaban de ser soretes pero al menos eran un poco mas buyangueros,
eran soretes con olor. Ahora son unos soretes lánguidos, no gritan, miran el
partido sentados, llovizna y se tapan la cabeza con una almohadita, capaz que
estaban muy nerviosos… que se yo. Tratá de pensar un poquito, no seas tan
bruto. Date cuenta que ese chiste de los fantasmitas no tiene sentido, la B para nosotros no es ningún
fantasma, se lo podés hacer a River, San Lorenzo o Independiente. Pero nosotros
coqueteamos con la B
todo el tiempo. A la B
le tocamos el culo y le manoseamos las tetas. Bajamos y subimos porque nos
sobran huevos. El día que te toque vivir un nuevo descenso te juro que vas a
desaparecer, y vas a batir tu propio récord de 15 años. Y yo me voy a enterar
adentro de un colectivo viajando con boleto de ida en otra caravana llena de
bebidas raras, tarantelas descontroladas, banderas rojas y blancas y sacando
medio cuerpo por la escotilla para abrir los brazos y agradecerle a la vida por
haber nacido hincha de mi querido Unión de Santa Fe.
Qvuelvanlosvisitantes.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarTREMENDO capo! BATISTE LA JUSTA.. ABRAZO!
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